Este jueves he tenido la suerte de ir a FITUR de la mano de Begoña Cádiz del “Patronato de la Diputación de Ourense” que amablemente me ha invitado por varios motivos, pero el fundamental, por ser gallega (de Marín con familia ourensana) y me ha enseñado muchas cosas de mi tierra que desconocía y otras que creía olvidadas.
¿No os pasa que a veces nos interesa más lo de fuera que lo nuestro? Yo no soy muy de viajar por Galicia ni por España. Siempre que puedo me cojo un avión y me pierdo por Europa o cruzo el charco, pero Begoña me ha mostrado maravillas que están aquí, a nuestro lado y de las que a veces pasamos de largo. La visita a
Fitur me ha hecho recordar además mis días en Ourense hace muchos, muchos años.
As Burgas… tengo un ligero recuerdo de cuando siendo una niña, metí mi mano debajo del chorro de agua caliente. Si, caliente y mucho, entre 60 y 67ºC según dice la guía.
No recordaba yo que el Miño había enamorado a los Romanos que construlleron Ourense al lado del río para abastecerse de sus aguas, lo que si se recuerdo es que hay muchísimos balnearios por la zona, a cada cual mejor y que han aumentado en calidad. Ahora entiendo lo de las aguas gallegas como Mondarízo las ourensanas aguas de Verín: Sousas, Cabreiroá, Fontenova…
Las thermas de A chavasqueira, las Pozas de Muiño de Veiga, el Parador de Santo Estevo, los spa… que maravilla. Y las comidas en nuestra tierra eso… eso nunca falta, buenos platos y buenos caldos. A ver quien dice que no a un Mencía de la Ribeira Sacra. Os recomiendo el viaje en catamarán por los Cañones de Sil.
Me vino a la memoria al ver una foto, el Balneario de Caldas da Partovia, en O Carballiño, al que yo iba con mis padres de pequeña -que mal olía, jijii- son aguas medicinales: para aparato digestivo, vias urinarias, hígados, piel, reuma, sistema circulatorio y nervioso. Recuerdo el edificio de piedra antígüo, una finca grande, las bañeras incrustadas a nivel del suelo… ¿estará igual?
Cuantas cosas nuevas, sabores, olores, lugares me ha enseñado Begoña. Si es que no he visto nada aún de mi tierra. Tengo que volver y reencontrarme.
Y como me ha gustado conocer a Agustín de
Niñodaguía (pueblo de la Riveira Sacra), un alfarero de los poquitos que quedan y que vive de su artesanía. Hace las vasijas que se usaban antaño para guardar la manteca de cerdo, para guardar la sangre de la matanza, sumergir los chorizos, para usar como candiles con las sobras del aceite, para el agua, para el vino… y así hasta 33 formas de uso. Trabaja con una arcilla peculiar de la zona, de tonos oscuros que tras el proceso de cocción toma un color alegre y luminoso, el amarillo, lo que las hace diferentes a todas, resistentes al fuego para usar en la cocina. Piezas únicas en grave peligro de extinción.
Y por supuesto, como no podía ser de otro modo, compartirmos mesa unos cuantos Gallegos, Begoña (mi anfitriona), Agustín el alfarero, Santiago un afilador de los pocos que siguen afilando cuchillos en bicicleta, Carlos -cocinero y al que prometo ir a hacer una visita a su hotel El Ciervo que está situado en la montaña más alta de Galicia en Xares, A Veiga-, José Manuel el gerente del patronato de turismo, Teo y María unos “Complices” gallegos, todos alrededor de una mesa con una Bica perfecta de Castrocaldelas, un buen vino tostado recuperado del Ribeiro con denominación de origen y buena conversación. Como decía María Monsonís -que se a vuelto para Galicia con nuevos proyectos tras muchos años en la capital-, ahora tenemos que disfrutar de esta “terriña nosa”. Ya lo creo, tengo mucho que descubrir.
Aprovecho para invitaros a todos a viajar este Año Santo a Galicia y por supuesto a Ourense, una de las 4 provincias gallegas… Espero que muchos de los que están al otro lado del charco se animen y vengan este años Xacobeo.
Y yo aprovecharé para plantearme hacer este
Xacobeo 2010 “el camino”.
Mil graciñas Begoña por pensar en mi.
Muaccc
Rosa